miércoles, 6 de noviembre de 2013

heridas raras


Se acerca el estímulo de caer en la sombra de peces y de heridas raras. Casi como si conocieras el instante, casi como si pudieras meterte en ese instante de árboles y nubes que se hacen vapor en el pecho; el estado en el que se funde la materia.

Llega condensado el silencio.
La misma espera que sube desde lo hondo, se calma en la rapidez.


 el caos del abismo 


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En el ácido del pasto frío, comenzó a molestar el adentro
Se encontraron las fuerzas que caminaban en mi cabeza.
Escuchá como hablan los árboles, saben que te quiero y me juzgan por enredar las cosas.
Yo no inventé el amor, apenas puedo entenderlo.

Llueven nubes que se mezclan con mis ojos y mis plantas.
El suelo se incendia y no puedo apagarlo.

En este silencio encontré otra forma de llorar. 

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